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Más cerca del final del túnel

Estación de tren de La Encina. Foto: ENRIQUE ÍÑIGUEZ RODRÍGUEZ (QOAN)
Estación de tren de La Encina. Foto: ENRIQUE ÍÑIGUEZ RODRÍGUEZ (QOAN)
Parece ser que un ministro de Fomento del cap i casal va a ser quien finalmente cierre el tramo pendiente entre La Encina y Xàtiva para posibilitar la conexión con AVE de Alicante con Valencia. Queda pendiente sin embargo la modernización de la red de Cercanías y la llegada del ferrocarril a la terminal aeroportuaria […]

Parece ser que un ministro de Fomento del cap i casal va a ser quien finalmente cierre el tramo pendiente entre La Encina y Xàtiva para posibilitar la conexión con AVE de Alicante con Valencia. Queda pendiente sin embargo la modernización de la red de Cercanías y la llegada del ferrocarril a la terminal aeroportuaria de El Altet.

Lo bueno para los proyectos ferroviarios alicantinos es que el actual ministro de Infraestructuras del gobierno de Pedro Sánchez es valenciano. Sí, resulta que un valenciano va a poner en vías de solución los atrasos alicantinos. Cosas veredes amigo Sancho, decía don Quijote. El ministro se llama José Luis Ábalos. Bien es verdad que su antecesor, un estupendo relaciones públicas, el bilbaíno y exalcalde de Santander Íñigo de la Serna, allanó el camino. Lo cierto es que después de licitarse en marzo pasado, por segunda vez -la primera fue en 2015-, el tramo La Encina-Xàtiva, a primeros de agosto pasado se adjudicó por 13,9 millones de euros a  la UTE formada por las compañías Rover Alcisa, Coalvi y Cobra. El plazo de ejecución es de 17 meses. Es decir que para enero de 2020 podrían estar acabadas las obras y empezar las pruebas de seguridad.

Este tramo de apenas 40 kilómetros permitirá conectar Alicante y Valencia en 55 minutos por alta velocidad. Ya veremos si finalmente ese es el tiempo, porque también se dijo que Alicante-Madrid se recorrería en una hora y cuarenta y cinco minutos y resulta que el AVE más rápido lo hace en dos y seis. Pasado el tiempo, tampoco tiene tanta importancia pero sí es un botón de muestra que indica cómo se manipula, cómo se engaña a la opinión pública con los tiempos de viaje y los plazos de construcción. Es cierto que en medio ha habido la consabida crisis económica, pero tampoco es excusa.

La verdad es que conforme pasa el tiempo y se abren nuevos tramos de AVE queda de manifiesto que el proyecto que tanto se alabó tanto en los gobiernos de Felipe González, como luego en los de Aznar, incluso de Zapatero y Rajoy, queda meridianamente claro que el concepto de AVE, tren de alta velocidad, queda muy bonito en teoría, pero en la práctica es tremendamente, pero muy tremendamente, caro. Por algo ni Alemania ni Estados Unidos lo han desarrollado. A algunos, imagino que por despistar, insisten en que España es el tercer país del mundo en kilómetros de vías de alta velocidad, un país tan montañoso como el nuestro.

A muchos economistas se les rompe la calculadora cuando empiezan a sumar los costes e intereses de la deuda que la construcción de la alta velocidad está provocando. Qué decir de las barbaridades de sobrecostes que ha provocado el túnel de Pajares, presupuestado en mil millones de euros y ya por más de tres, sin todavía acabar la obra.

Sin embargo, seamos optimistas. Lo cierto es que para enero-febrero de 2020 el presidente del gobierno que entonces duerma en La Moncloa estará en condiciones de inaugurar el tramo Alicante-Valencia del AVE merced a los 40 kilómetros citados. Veremos cómo está entonces la llegada soterrada de la alta velocidad a Murcia. Al menos está preparado todo para que llegue a Elche y veremos la solución final que se adopta antes de que el soterramiento murciano sea una realidad. En puridad los murcianos han conseguido algo que los alicantinos no lograron porque la estación alicantina es un pastiche a medio camino de ninguna parte.

La verdad, siguiendo siendo optimista, es que falta que llegue el tranvía, desde Luceros y sea posible una parada en la propia estación de Madrid y en esa tierra de nadie o descampado que hay entre las vías del AVE y las antiguas vías, hoy la zona de Cercanías. Continuando con lo del optimismo está claro que en no menos de 50 años la estación de autobuses no estará junto a la terminal de trenes y seguirá a la entrada del puerto.

Otro cantar es el asunto de las cercanías. Ya se metió bastante la pata prácticamente eliminando estos convoyes en el Alto y Medio Vinalopó. Si no se respetan los trayectos a Elche, Orihuela y Murcia y se opta todo por la alta velocidad, el error será tan mayúsculo como el cometido con Elda y Villena.

Pero bueno, ya está en marcha la duplicación de la calzada de acceso al aeropuerto, un error de cuando se construyó la circunvalación de Alicante, que se dejó esta parte para más adelante. Pues bueno, treinta años después el más adelante ha llegado. Queda nada menos que el tren, tranvía o como se le quiera llamar, llegue al aeropuerto.

Esta carencia, junto a la desastrosa Alacant Terminal que es como se ha denominado a la estación de trenes de Alicante, es el gran fracaso de todos y cada uno de los gobiernos municipales de Alicante y Elche, de los distintos provinciales y de los ejecutivos autonómicos. Ninguno de ellos ha sabido aunar las fuerzas suficientes para presionar al gobierno central con el fin de que el aeropuerto de El Altet esté conectado con las vías del tren y tenga su propia estación, cuyo hueco con muros de hormigón está construido bajo el nuevo aparcamiento de la terminal aeroportuaria.

Ángel Bartolomé

Periodista.

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