NURIA OLIVER. Ingeniera de Telecomunicaciones. Directora de Investigación en ciencias de Datos de Vodafone.
La ingeniera de Telecomunicaciones Nuria Oliver (Alicante, 1970) es un referente internacional por su trabajo en modelos computacionales de comportamiento humano, inteligencia artificial y el Big data para el bien social. Expuso su visión en el ciclo “Mujeres y el Mediterráneo”, que organiza Casa Mediterráneo, donde habló de mujer y tecnología, de los límites éticos del uso de datos y de la implantación de la inteligencia artificial.
Mujer y tecnología
En la actualidad, las mujeres que trabajan en empresas informáticas representan entre el 10-20% de las plantillas, y según datos del Ministerio de Educación, en el curso 2016-2017 el porcentaje de matrículas de mujeres en estos estudios fue del 12%, una cifra cinco puntos por debajo de la registrada hace diez años, y muy alejada del 26% de 1992.
Nuria Oliver considera que hay cuatro factores sociales que, a día de hoy, determinan que las mujeres no se decanten por la especialización tecnológica: “los estereotipos de género son cada vez más tempranos en la percepción de las competencias de los niños, que con 5 ó 6 años ya les determinan sus intereses, en el caso de las niñas alejados de la ciencia y la tecnología”.
También indica “los todavía existentes sesgos de género, donde se infravalora la capacidad de la mujer respecto al hombre en determinadas áreas y situaciones. A ello añadimos la falta de reconocimiento y visibilidad de las mujeres en las distintas disciplinas científicas, y la cultura del “brogrammer” en el mundo de la programación, muy misógina, agresiva y sexista, donde se premian comentarios negativos hacia la capacidad de las mujeres, y que provoca que en EEUU el 56% abandonen el sector tecnológico”.
Los límites éticos del Big Data
La tecnología forma parte de nuestra vida y ha cambiado sustancialmente la forma de relacionarnos en los últimos 25 años. Su imparable desarrollo e implantación en el día a día del ser humano lleva a plantear ciertas dudas, como el uso de los millones de datos que cada día se exponen a través del Smartphone, por poner un ejemplo. El término Big Data se refiere al manejo de información de datos en grandes cantidades que una vez ordenados y estructurados de una determinada forma, ayudan a las personas a facilitar su labor. El término y la dimensión social que entraña fascina y asusta a partes iguales, y como experta en la gestión de estos datos, Nuria señala las líneas rojas que hay que tener en cuenta para dirigir esta información hacia el bien común: “la correcta intersección entre la tecnología y la sociedad debe regirse bajo las cinco condiciones “FATEN”, acrónimo en inglés de la justicia necesaria para desarrollar tecnología que no discrimine, con algoritmos que no contemplen sesgos; también de autonomía, atribución de responsabilidad y aumento de la inteligencia en el uso de la tecnología. Asimismo, la transparencia es otro de los pilares claves cuando se usan datos o transferimos conocimientos”.
Uno de los aspectos de FATEN donde Nuria Oliver hace más hincapié es en la educación en la tecnología que se debe invertir a tres bandas como son las aulas, los profesionales en activo y la ciudadanía. De este modo, opina que “se tiene que tomar en serio la posibilidad de que se aprenda pensamiento computacional desde las aulas, pues se estima que en los próximos años en Europa se crearán 900.000 puestos tecnológicos, y dudo que sean los jóvenes españoles los que los cubran dado el bajo nivel que tienen para ello”. A su vez, Oliver señala que otra de las necesarias vías a desarrollar a día de hoy es la formación continua de los actuales profesionales en la innovación tecnológica, pues “el nuevo mundo laboral va a tener un gran problema al no contar con suficientes profesionales para los nuevos puestos de trabajo parcialmente automatizados, con trabajadores desorientados en este nuevo contexto”.
Por otra parte, Oliver incide en la educación de la ciudadanía en la tecnología como “clave para saber qué debe exigir a los gobernantes y políticos, quienes toman las decisiones deberán también formarse de estos temas de cara a tomar decisiones que afecten después al conjunto de la sociedad”.
Otros aspectos de la hoja de ruta ética FATEN es la beneficiencia del impacto tecnológico en la sociedad, donde la sostenibilidad y veracidad sean premisas en su uso y aplicación en pro del progreso, así como la no maleficiencia, donde se asegure la prudencia, la seguridad y fiabilidad de los sistemas, con la protección de los datos de las personas como objetivo.
Internet de las cosas e IA
Una de las mayores revoluciones sociales es el internet de las cosas, un horizonte cada vez menos futurista donde todos los objetos que nos rodean están interconectados por la Red para facilitarnos la vida diaria en pro del bien social. Al respecto, Nuria Oliver pone como ejemplo real la utilización de sensores que ayudan en algunos sectores económicos, como la ganadería, y señala las bondades de su implantación e interconexión en el mundo físico para ayudar en diferentes contextos, como el de la automoción, las ciudades inteligentes y la sanidad.
Asimismo, la inteligencia artificial sigue su ritmo y la robótica aplicada al uso doméstico se contempla como una realidad a corto plazo. Nuria Oliver comenta que en los próximos años se seguirá ahondando en proyectos de investigación de impacto social, pues es un tema que ha pasado al plano político: “La mayoría de países de nuestro entorno ha elaborado sus estrategias de inteligencia artificial, ya que saben que en ella está el corazón de la cuarta revolución industrial y tiene un poder transformador de la sociedad. Por desgracia, en España no tenemos aún esta hoja de ruta, que tendría que haberse publicado en julio de 2018. Por su parte, Europa se está planteando cuál será su modelo de desarrollo, que nos será como el chino ni como el americano, y que hasta después de las elecciones no se vislumbrará”.
Hablamos de una carrera futurista que ya tiene más de 50 años y que en las próximas décadas determinará el liderazgo mundial, algo que China ya tienen claro a tenor de la inversión que está realizando en los últimos años, fruto de la cual «en los últimos cinco años los congresos mundiales de IA están siendo protagonizados por expertos chinos, que publican mucho más que los americanos, algo impensable en los círculos académicos hace poco tiempo».
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