Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Opinión

Involución de la humanidad

Fotografía: Rawpixel (Fuente: Freepik).

Desde finales del siglo XIX y buena parte del XX, la violencia en la misma casa estaba casi normalizada. No era extraño escuchar frases como “la maté porque era mía”, de puertas para adentro las situaciones familiares no se ponían en entredicho ni se juzgaban, de hecho, mi abuela fue una de esas mujeres que hoy denominamos maltratadas, una conducta aprendida de sus propios progenitores.

La expresión violencia de género es la traducción del inglés genderbased violence o gender violence, expresión difundida a raíz del Congreso sobre la Mujer celebrado en Pekín en 1995 bajo los auspicios de la ONU. Los orígenes de la violencia de género se encuentran en el uso de parámetros y actitudes sexistas, en las creencias estereotipadas y en las relaciones de desigualdad que se dan en la sociedad despreciando y desvalorizando a las mujeres, los niños y niñas.

A finales del pasado siglo, Ana Orantes, se atrevió a denunciar públicamente la violencia sufrida durante cuatro décadas a manos de su marido. A sus 60 años, decidió contar su historia de abusos físicos y psicológicos vividos en el hogar, su altavoz fue el programa de televisión de Canal Sur, De tarde en tarde. Trece días después de sus declaraciones, el 17 de diciembre de 1997, su exmarido la quemó viva en la casa donde estaban obligados a compartir en Cúllar Vega, en Granada.

No fue hasta 2004 cuando se aprobó la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género. El texto es considerado pionero, pues aborda el tratamiento integral a la violencia machista, cubriendo desde la prevención y la atención a la víctima hasta la tipificación penal de los delitos cometidos. No deja de ser curioso, el día elegido para respaldar una problemática tan relevante, un 28 de diciembre. La normativa permitió una considerable protección a las mujeres víctimas de esta lacra que hasta entonces no encontraban amparo suficiente en el Estado, el sistema VioGén.

Según los datos publicados por el Ministerio de Interior, el número de mujeres víctimas de violencia de género aumentó un 12,1 % en el año 2023. La tasa de mujeres víctimas de violencia de género fue de 1,7 por cada 1000 mujeres de 14 y más años. Desde que hay recuentos, dos décadas, más de 1280 mujeres han sido asesinadas a manos de sus parejas o exparejas, más de 60 niños y niñas han muerto víctimas de la violencia vicaria y más de 460 se han quedado huérfanos. Sólo en 2024, a falta de registrar su último mes donde se dan las celebraciones navideñas que suelen hacer ascender las estadísticas, las mujeres abatidas ascendieron a 42 víctimas mortales de la violencia de género confirmadas hasta el 27 de noviembre de 2024 en España, así como los menores fallecidos por la violencia ejercida por un progenitor maltratador como instrumento para causar daño al otro ascendieron a 9 principios de diciembre de año citado.

Tales cifras me llevan a considerar que estamos en una sociedad enferma, deshumanizada, cuyas enseñanzas y testimonios no sirven para progresar, más bien para seguir en decadencia. Por muchos datos, servicios y ayudas no logramos rebajar la escalada violenta del ser humano en contra de su propia especie. La realidad casi siempre supera a la ficción y en esta ocasión, no pudo ser menos. Si ya matar a un ser querido por estas cuestiones me parece en el primer cuarto del siglo XXI una asignatura que debíamos haber superado con nota, siguen sorprendiendo, por rocambolescas e inverosímiles noticias que salen a la palestra, dando una vuelta más de rosca a esta problemática y poniendo en duda el término de progreso social, como es el caso en Francia de Gisèle Pelicot a quien su marido drogaba para que otros hombres abusarán de ella, más de 50 durante 2 décadas. Ella misma afirmó en el juicio: “Violación no es la palabra correcta, es barbarie”.  No creo que exista en la Naturaleza grupo alguno de seres vivos que disfruten haciendo daño o anulando completamente a uno de los suyos. Tampoco puedo diferenciar grados de culpabilidad entre el autor de la sumisión química y los distintos abusadores que participaron de ella.  Ni encontrar excusa alguna para tales comportamientos.

Gisèle Pelicot. Fotografía de TVA Nouvelles (Fuente: Wikimedia).

Tengo la sensación que el hombre tiende a su propia destrucción en su devenir, en su búsqueda de nuevas sensaciones, está perdiendo aquello que lo hace humano, la razón y la cordura.  Sólo en un mundo donde reine la locura pueden comprenderse situaciones como las anteriormente citadas.

Tras 20 años, los casos de violencia de género, vicaria, intrafamiliar, o como se quiera tipificar, en vez de desaparecer, siguen siendo el pan nuestro de cada día y no dejan de sorprendernos. Algo no estaremos haciendo bien, ya que, por ahora, desgraciadamente, siguen protagonizando un capítulo negro de la Humanidad, una batalla perdida que horroriza a todos, al margen de nuestro sexo, una violencia que nos deshumaniza.

Ya con la entrada del VioGén II, el 15 de enero de 2025, una versión actualizada del actual sistema de seguimiento y protección de las mujeres víctimas de violencia de género, paso que busca reforzar la eficacia de las medidas existentes, incorporando nuevos protocolos y tecnologías para garantizar una mayor seguridad y libertad para las mujeres, los datos no parecen ser mucho más alentadores. Empezamos el año judicial con un nuevo caso bochornoso para una sociedad del siglo XXI, el del beso “robado” de Rubiales a Jenni Hermoso, en la final del Campeonato Mundial de Fútbol Femenino el 20 de agosto de 2023. Este hecho se produjo ante la mirada de las televisiones a nivel mundial y las autoridades presentes en el campo y que conllevó que el éxito de nuestras deportistas se viese eclipsado por actitudes cuanto menos inadecuadas y reprochables. Lo que para el acusado fue un  impulso motivado por la euforia del momento, para la víctima supuso, según su testimonio, una situación de desprotección y abuso. Hasta cuando tenemos que soportar este doble rasero de medir en una sociedad que, para ciertos casos, se muestra intolerante y, para otros, se justifica de forma irrisoria.

Principales cifras de la violencia sobre las mujeres en España

(datos recogidos a principios a 30 de noviembre de 2024)

MUJERES VÍCTIMAS MORTALES

  • 1288 muertes desde el 1 de enero de 2003 hasta el día de hoy.
  • 2024: 43 (de 1 de enero hasta el día de hoy).

MENORES DE EDAD VÍCTIMAS MORTALES

  • 62 asesinatos desde el 1 de enero de 2013 hasta el día de hoy.
  • 2024: 9 (de 1 de enero hasta el día de hoy).

ÓRDENES DE PROTECCIÓN INCOADAS

  • 584 030 órdenes de protección desde el 1 de enero de 2009 hasta el 30 de junio de 2024.
  • 2024: 20 511 (del 1 de enero a 30 de junio).

LLAMADAS PERTINENTES AL 016

  • 1 334 560 llamadas al 016 desde el 3 de septiembre de 2007 hasta el 31 de octubre de 2024.
  • 2024: 89 241 llamadas (de 1 de enero a 31 de octubre).

VICTIMIZACIONES DE MUJERES POR AGRESIONES SEXUALES

  • 93 065 victimizaciones del año 1 de enero de 2010 hasta el 31 de diciembre de 2022.
  • 2022: 13 750

Begoña Antón Cardona

Periodista.

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