Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Contrastes

LOS FELICES AÑOS LOCOS. 1921. El año del Desastre

Sin dejar el año 1921, Benjamín Llorens hace un repaso a los acontecimientos más relevantes de aquel verano y otoño en la ciudad de Alicante, con el Desastre de Annual copando titulares, estrenos internacionales de danza, y la visita del dramaturgo alicantino Carlos Arniches, nombrado entonces hijo predilecto de la ciudad.    Cuando el 26 […]

Sin dejar el año 1921, Benjamín Llorens hace un repaso a los acontecimientos más relevantes de aquel verano y otoño en la ciudad de Alicante, con el Desastre de Annual copando titulares, estrenos internacionales de danza, y la visita del dramaturgo alicantino Carlos Arniches, nombrado entonces hijo predilecto de la ciudad. 

 

Cuando el 26 de junio de 1921 los remeros alicantinos del Club de Regatas ganan la Copa de la Mancomunidad de Cataluña, en aguas de Tarragona, todo presagiaba otro verano plácido. No fue así. España entera -y con ella Alicante- se conmocionó a finales de julio por culpa de la guerra de Marruecos, un conflicto en el que el país llevaba inmerso unos cuantos años.

El caudillo rifeño Abd el-Krim consiguió una aplastante victoria sobre las tropas españolas el 22 de julio, en lo que la historia conoce como el «Desastre de Annual», por el nombre del pueblo marroquí en torno al cual se libró la cruenta batalla. Más de ocho mil muertos españoles, cuantiosas pérdidas de material (cañones, ametralladoras, fusiles…) y destrucción de las infraestructuras (ferrocarril, hospitales, telégrafo…) construidas por los españoles en los últimos doce años, fueron la consecuencia inmediata de la derrota militar.

En cuanto a las noticias, confusas, cruzaron el estrecho España quedó conmocionada. El impacto social fue tremendo, de envergadura la consiguiente crisis política. Se formó un gobierno de concentración nacional con representación de todos los grupos políticos, presidido por Antonio Maura. Una de sus primeras medidas fue establecer la censura previa de prensa para las noticias relacionadas con la guerra de Marruecos.

 

 

 

Alicante vive la tragedia bélica con mayor intensidad si cabe, pues el Regimiento de la Princesa nº4 tiene su centro en nuestra ciudad y participa en la guerra del Rif, contando con muchos soldados alicantinos en sus filas. El estado de ánimo colectivo en la ciudad estaba por los suelos ante las numerosas bajas españolas y alicantinas. Antes de finalizar el año el regimiento había sufrido la pérdida de más de 400 soldados y oficiales.

 

Mientras España se encontraba en estado de zozobra, la ciencia iba a reportar una gran alegría y alivio para muchos millones de personas. El 31 de julio se anunciaba el descubrimiento de la insulina a cargo de un equipo científico de la universidad canadiense de Toronto, dirigido por el doctor Frederick Banting. También se atribuye el descubrimiento al científico rumano Nicholas Paulescu, aunque éste ha sido olvidado por la historia. La cuestión es que el premio Nobel se concedió a Banting y sus colaboradores.

 

A primeros de septiembre, el domingo 11, se incorpora a su cargo el nuevo gobernador civil de Alicante, Sebastían García Guerrero, político conservador del sector maurista, periodista y diputado por Badajoz, de donde era natural. 

Dos días después, martes y trece, el Teatro de Verano acoge el debut de la bailarina rusa Vera Wratislava, exótica atracción para el Alicante de la época.

«Su arte es fino, distinguido. Con acierto da forma plástica al ritmo musical de sus danzas. Su figura gentil y sus formas armónicas hacen de Vera Wratislava una artista coreográfica doblemente atractiva y admirable. El público quedó muy satisfecho»…y desde luego el cronista también. Era la reseña de El Luchador en su edición del 14 de septiembre.

 

Por esa época Alicante vivía una encendida polémica referida a la nomenclatura del callejero. La prensa local denunciaba el afán del ayuntamiento por rotular sin ton ni son nombres de calles y plazas, denunciando anomalías y desbarajustes.

En las últimas décadas la ciudad había ensanchado su tamaño, debían rotularse nuevas calles. El desbarajuste que se denunciaba estaba en la repetición de nombres y la ausencia de algunos alicantinos ilustres.

Desde las páginas de El Luchador, el periodista Francisco Montero señalaba: «Así, hay calle de Canalejas junto a la Explanada y en las Carolinas; dos calles del general Prim en el mismo distrito del Ensanche; Rafael Terol tiene calle en Carolinas y junto a la plaza de Isabel II; otros, como Castelar, tienen calle y plaza. Todas estas anomalías y muchas más traen a Alicante el más grande desbarajuste…Hay nombres repetidos mientras personas que merecen el honor de tener vias públicas dedicadas, no las tienen. Se cambian nombres que debieran conservarse, pues forman parte de nuestra historia; se falta a la ley por servilismo político; se causan perjuicios al comercio, a la industria y al vecindario en general y hasta se hieren sentimientos. ¿Qué necesidad hay de todo esto cuando de lo que Alicante tiene verdadera necesidad apenas se preocupan los municipes?».

El citado diario republicano recordaba además a sus lectores (y de paso al ayuntamiento) la Real Orden de 10 de febrero de 1905 en la que se establecía que «para cambiar la denominación de una vía pública será indispensable que presten su aquiescencia las dos terceras partes de los propietarios de la vía que haya de ser objeto de la reforma de nombre»…igualito que ahora, en 2017, cuando el cambio de nombres en el nomenclator alicantino ni siquiera ha pasado por el pleno municipal. Y -ni mucho menos- se ha contado con la aquiescencia del vecindario en general.

Corría septiembre y los grandes almacenes El Aguila, emporio de la moda alicantina, presentaban su colección de calzado para señoras, caballeros, niños y niñas.

En París la hoy mítica Coco Chanel lanzaba un perfume que sigue haciendo historia: Chanel nº5.

 

 

Entre tanto, las copiosas lluvias a primeros de octubre (hoy diríamos «gota fría») habían anegado las vías del tren correo Madrid- Alicante, que quedó detenido en las cercanías de Aranjuez, por lo que el 10 de octubre los alicantinos no tuvieron ni correo ni recibieron pasajeros y mercancías desde la capital.

Al que sí se recibió el viernes día 14 fue al presidente del Congreso, José Sanchez Guerra, en visita de carácter privado y familiar. Luis, el tercero de sus siete hijos, era ingeniero en la Junta de Obras del Puerto. La estancia en Alicante fue fugaz, toda la familia se trasladó directamente al balneario de Busot, entonces un hotel de postín, hoy una ruina.

 

 

Para finales de mes, el 28, el Teatro Principal levantó el telón de la temporada de invierno con la obra del peruano Felipe Sassone «La señorita está loca». La insigne María Banquer y su cuñado en la vida real Luis de LLano, daban vida a los protagonistas.

Unamuno publica «La tía Tula» y Gabriel Miró «Nuestro padre San Daniel».

El 25 de noviembre el concejal liberal José Mingot propone en el pleno municipal que se declare a Carlos Arniches hijo ilustre de la ciudad, hijo predilecto. Fue aprobado por unanimidad, junto con una serie de actos que se programaron para agasajar al escritor en su visita a la ciudad que le vió nacer.

 

El 9 de diciembre, a modo de avanzadilla, llegan a la terreta Pilar Moltó, esposa de Arniches, y sus hijas Pilar y Rosarito. El sábado 10 tocó tierra alicantina el dramaturgo cuando, a las 8’30 de la mañana, bajó del tren correo que le traía de Madrid, siendo recibido por el ayuntamiento en pleno y la banda municipal de música.

A eso de las 12 de la mañana la comitiva, con el escritor y el alcalde al frente, se desplaza a la calle Golfín, donde nació Arniches, para descubrir una placa conmemorativa.

 

La calle Golfín es un pequeño trecho de escalones que comunica la calle San Francisco (en 1921 calle Sagasta) con Barón de Finestrat (entonces calle Teatinos). Ahora conocida como «rincón de los poetas».

 

A la una de la tarde se celebró la comida oficial en los salones del Casino de la Explanada. El presidente de la entidad, Miguel Salvador, entregó a Arniches el nombramiento de socio de mérito plasmado en una placa de plata montada sobre mármol pulido.

Prácticamente sin pausa, a las cinco, la Asociación de la Prensa de Alicante le ofrecía una representación teatral a cargo del grupo infantil del Círculo de Bellas Artes y el presidente de los periodistas alicantinos, Florentino de Elizaicin, aprovechaba para entregarle el nombramiento de socio de mérito. De allí directamente al ayuntamiento. A las 6 y media de la tarde estaba previsto el acto estrella, la entrega del título de hijo predilecto de Alicante a su paisano Carlos Arniches, plasmado en un artístico pergamino obra del escultor alicantino Vicente Bañuls. El salón de plenos y los contiguos estaban a rebosar de público. La banda municipal animaba el cotarro. El alcalde Juan Bueno Sales dedicó palabras de elogio al autor y a Alicante. Arniches respondió con «palabras bellas de verdad», señalaba la prensa local.

Ya por la noche, a las 9 y media, el Teatro Principal se había vestido de gala, adornado con colgaduras y guirnaldas, para levantar el telón con una representación en homenaje al ilustre paisano. Las componentes del coro formaron un pasillo a la entrada para recibir a Arniches y familia arrojando flores a su paso, mientras la banda de música interpretaba una marcha.

Desde el palco el escritor intentó hablar pero las aclamaciones y aplausos lo impedían. Tuvo que salir al escenario y -tal y como cuentan las crónicas- visiblemente emocionado se dirigió a sus paisanos:

«He luchado siempre en el teatro y he tenido noches de éxito, noches de triunfo y noches desafortunadas. Pues bien, en ninguna de ellas, ni malas ni buenas, he sentido una emoción tan profunda como la que experimento al verme halagado por el pueblo donde nació mi madre, donde he nacido yo y donde han nacido todos mis amores y más caras ilusiones».

La compañía de Eugenio Casals representó las zarzuelas «El santo de la Isidra» y «Serafín el pinturero», ambas escritas por Arniches. El domingo 11, segundo día triunfal del escritor en su terreta, comenzó la jornada junto a su familia con un viaje en automóvil hasta el balneario de Busot. Al regreso gira visita al Centro de Escritores y Artistas donde también se le nombra socio de mérito y se le ofrece un vermouth de honor. Prácticamente sin parar se llevan a Arniches al Postiguet, donde en el balneario Diana se celebra un banquete popular. El homenajeado pagó de su bolsillo el champagne y los habanos, que se consumieron profusamente. Hicieron uso de la palabra varios oradores, leyéndose numerosas cartas y telegramas de adhesión llegados de toda España, especialmente desde Madrid.

 

Sin abandonar la fachada marítima el dramaturgo, familia y comitiva, se desplazaron hasta el edificio del club de regatas árabe. Una joya que desapareció en los 60 bajo la inmisericorde picota, por obra y gracia de la ceguera de los dirigentes de entonces. Arniches y familia embarcaron en una lancha a motor para dar un paseo por la dársena del puerto y la bahía.

 

Y del mar al tren. En la estación fue despedido con todos los honores por numerosos alicantinos, la corporación en pleno y, naturalmente, la banda de música. Eran las 7 y media de la tarde cuando Carlos Arniches ponía rumbo a Madrid a bordo del tren correo. Toda una noche por delante para recrearse en las dos jornadas, plenas de emociones y reencuentros, vividas en su terreta de Alicante. Diciembre, 1921. Año del Desastre.

 

Imágenes y Fuentes:

*Archivo Municipal de Alicante

*Biblioteca Virtual de la Prensa Histórica.

Diarios El Imparcial (Madrid) y El Luchador (Alicante)

*Biblioteca Nacional de España.

*Redacción Hojadellunes.com

*Exposition au palais de Tokyo.net

*Colección Sara Garcia de Gamarra.

Benjamín Llorens

Periodista.

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