Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Contrastes

LOS FELICES AÑOS LOCOS. 1922. El tren que nunca llegó

Repaso a los primeros seis meses de 1922 en la prensa de la época, donde podemos ver que ya entonces se reivindicaba el tren Alicante-Alcoy, todavía hoy inexistente. Competiciones deportivas, procesiones cívicas y la puesta en marcha de la escuela modelo, otros aconteceres de la vida social de entonces.  El sector más dinámico de la […]

Repaso a los primeros seis meses de 1922 en la prensa de la época, donde podemos ver que ya entonces se reivindicaba el tren Alicante-Alcoy, todavía hoy inexistente. Competiciones deportivas, procesiones cívicas y la puesta en marcha de la escuela modelo, otros aconteceres de la vida social de entonces. 

El sector más dinámico de la sociedad alicantina, con la prensa a la cabeza, ponía su acento reivindicativo en dos modernizaciones pendientes aquel año de 1922: el tranvía eléctrico (que llegaría al año siguiente) y el ferrocarril Alicante-Alcoy (que nunca llegó). Quince años antes, en 1907, el ingeniero Próspero Lafarga diseñó el proyecto de tendido ferroviario entre la capital de la provincia y la industrial ciudad alicantina. El objetivo era mejorar sustancialmente las comunicaciones interprovinciales y dar una salida rápida al mar para la industria alcoyana, haciendo que Alicante fuera el puerto natural de Alcoy. Pero ¡ay! con la política hemos topado. Han pasado 110 años desde que se concibió el proyecto y «res de res». Ni la monarquía liberal, ni la república, ni la dictadura, ni ahora la democracia han sido capaces de plasmar un proyecto que habría sido muy beneficioso para ambas ciudades, la provincia entera y la región levantina. Ha tardado tanto que ya ni se le espera.

1922. El Luchador.

 

Si bien las comunicaciones interprovinciales dejaban bastante que desear, en la larga distancia Alicante gozaba de buena salud. El ferrocarril nos unía con Madrid, la Mancha, la meseta castellana o Andalucía. El avión postal, cuyo servicio explotaba la compañía francesa Latécoère, nos acercaba a Francia y Marruecos, así como a otras ciudades españolas (Barcelona, Valencia, Málaga) e incluso al Gibraltar británico. El puerto efectuaba conexiones semanales con Valencia y Barcelona, quincenales con Argel, Orán o Túnez y mensuales con Marsella o Génova, además de salidas esporádicas hacia puntos más remotos como Nueva York o Buenos Aires.

 

Años 20. Actividad en el muelle de Levante (hoy zona de ocio), al fondo la actual zona Volvo.

 

A principios de marzo Alicante se vestía de corto para acoger una de las pruebas atléticas más importantes del calendario español: el VII Campeonato de España de Cross-Country. Así, en inglés, lo denominaban en la época. Naturalmente nos referimos al campeonato de campo a través.

Desde el jueves día 2 de marzo numerosos atletas procedentes de toda España daban a la ciudad un aspecto animado y pintoresco, luciendo los uniformes de sus respectivas federaciones. La víspera de la carrera y el mismo domingo día 5 llegaron espectadores y periodistas de toda España. No había tele, ni radio… únicamente prensa. El tropel venía en tren pero también hubo quien, para llegar a Alicante, se atrevió con alguno de los modernos automóviles de la época a través de carreteras mayormente de tierra.

El día de la carrera amaneció en «alicantino», soleado y radiante para dar luz y color a la competición. A las diez y media en punto desfiló la comitiva oficial, con los participantes, desde la plaza de Dicenta (actual del Mar) recorriendo toda la Explanada hasta el parque de Canalejas donde esperaba el Jurado de Salida.

La guardia montada abría la marcha, seguida por la banda municipal. A continuación la representación oficial de la ciudad, encabezada por el concejal Vidal Mira, las sociedades de Alicante (Club de Regatas, Casino, Circulo Mercantil y de Bellas Artes, entre otras), las federaciones forasteras y, cerrando, los representantes de la Federación Atlética Levantina, organizadora del evento.

 

Diario El Luchador.

 

Participaban 83 atletas que debían cubrir 10.607 metros de accidentado recorrido. El primer kilómetro y medio era terreno llano, para entrar en calor, luego campo, sendas pedregosas, carretera y cuestas con hasta un 13 % de desnivel.

Un gentío de 30 mil personas presenciaba la prueba que se adjudicó -proclamándose campeón de España- el atleta de la federación guipuzcoana Miguel Peña, con un tiempo de 39 minutos y 45 segundos. El primer corredor de la terreta, Angel Soler, llegó en el puesto 17 a más de dos minutos del ganador. Por equipos ganó Guipuzcoa (curiosamente la provincia más pequeña de España), seguida por Cataluña y Castilla. La federación levantina quedó en quinto lugar.

El diario madrileño El Sol reseñaba: «El interés que el pueblo de Alicante ha demostrado asistiendo en masa a la carrera, prueba que la labor realizada por los que allí se ocupan de la «cosa deportiva» es fructífera y provechosa. Hay afición y buena organización». Tres días más tarde, el 8 de marzo, tocaba procesión cívica. Era el aniversario de los fusilamientos de la Explanada en 1844, cuando allí se ejecutó a 24 liberales que, con el tiempo, pasaron a ser los Mártires de la Libertad dando nombre oficial al popular paseo alicantino. El desfile dió comienzo a las 11 de la mañana desde la plaza del Progreso (actual de Santa Faz, en la trasera del ayuntamiento) accediendo a través del segundo pórtico consistorial a la plaza de Alfonso XII (fachada principal del ayuntamiento) y desde allí por la calle Rafael Altamira y la del Triunfo (actual Alberola Romero) hasta desembocar en la Explanada.

 

El desfile cívico accediendo a la Explanada desde la calle del Triunfo. Al fondo el actual hotel Amérigo.

 

El alcalde Bueno Sales depositó la correspondiente corona de flores a los pies del monumento allí erigido, en uno de cuyos laterales podía leerse: «Los pueblos que blasonan de nobles honran entusiastas la memoria de los buenos patricios. Por eso millares de corazones rinden anualmente este merecido tributo a la memoria de aquellos mártires». Una declaración de principios por los siglos de los siglos, que se vió truncada por la guerra civil y la posterior desaparición del monumento situado para entonces en la plaza del Mar.

 

Monumento a los Mártires de la Libertad en el interior de la Explanada.

 

El siguiente fin de semana se celebraba el 25 aniversario de la Escuela Modelo, un centro de enseñanza de carácter religioso evangélico. En 1897 se habían instalado en la calle Labradores con sólo 3 alumnos. En marzo de 1922 contaba con más de 600 en sus instalaciones de la calle Calderón de la Barca esquina a Juan de Herrera. Más de 8 mil alumnos habían pasado por sus aulas en esos 25 años.

Durante todo el fin de semana coros evangélicos y la banda municipal animaron las veladas conmemorativas. Los republicanos alicantinos, al tiempo que renegaban de la enseñanza católica, veían con simpatía a los evangélicos, los identificaban con la modernidad norteamericana y desde las páginas de El Luchador se aplaudía su labor docente y pastoral. El director de la escuela modelo era Francisco Albricias, padre de quien una década después sería presidente de la diputación provincial en la etapa republicana: Franklin Albricias.

 

 

El primero de abril Alicante cambia de regidor. Se nombra alcalde de Real Orden al conservador Pascual Llorca Pérez, lo que hizo poner el grito en el cielo a los liberal-demócratas y, sobre todo, a los republicanos. Los alcaldes de real orden eran designados directamente por el gobierno a su criterio, sin tener en cuenta necesariamente los resultados de las elecciones que, en el caso de Alicante, habian ganado el pasado febrero los liberal-demócratas. Pascual Llorca estuvo en el cargo 7 escasos meses siendo cesado, también por real orden, a primeros de noviembre.

 

Retrato del alcalde Llorca Pérez en el ayuntamiento de Alicante. Figura como Pedro aunque la prensa de la época se refiere a él como Pascual…convendría revisarlo.

 

A mediados de mayo en el Centro Español de Londres se celebra un homenaje al historiador y humanista alicantino Rafael Altamira, presidido por el embajador español Merry del Val que ofreció un banquete en nombre del Centro Español y de la Anglo-Spanish Society.

Allí estaba todo el Londres académico y cultural, así como la colonia española en la capital del Támesis y la iberoamericana. Don Rafael asistió acompañado por su dos hijos.

 

Rafael Altamira durante un mitin en la calle Castaños. 1932.

 

Por las mismas fechas el Gran Salón Cinema («la última palabra de la cinematografía) anuncia su apertura como terraza de verano en la calle Velázquez.

 

 

El mes de junio se abre con la inauguración de una escuela nocturna para adultas. El día primero del mes echa a andar en el local de la escuela graduada, aneja a la Normal de Maestras sita en la calle Bailén. Son clases nocturnas para obreras, con el fin de facilitar la instrucción a las mujeres trabajadoras que en Alicante eran legión gracias a la Fábrica de Tabacos. La inscripción era gratuita y las profesoras (con la directora de la Normal, Maria del Socorro Solanich a la cabeza) no percibían retribución alguna.

Una buena causa, una buena labor, un ejemplo a seguir.

En Alicante, esperando al tren de Alcoy, junio 1922.

Imágenes y Fuentes:

* Archivo Municipal de Alicante.

* Colección Roisin.

* Biblioteca Nacional de España.

* Biblioteca Virtual de la Prensa Histórica

Diarios El Luchador y El Día (Alicante); El Sol (Madrid)

* Redacción Hojadellunes.com

Benjamín Llorens

Periodista.

Comentar

Click here to post a comment