Mi hijo pequeño es casi tan guapo como bueno, y es guapísimo; no hace falta decir que ha sacado el intenso atractivo de su padre. Pero tiene un defecto en el que yo no he incurrido nunca, aunque es mejor persona que yo: es del Barça. Este noble club que agasajó a Franco varias veces y se sirvió del dictador para sobrevivir a varias crisis económicas, cosa que no hizo el Real Madrid, sorprendentemente el «equipo del Régimen”, lleva muchos años despreciando a su masa social y esta semana en su duelo contra el Mónaco ha ido un poco más lejos. Se han negado a contestar en español porque la lengua del club es el catalán.
Sus dirigentes, abducidos por la ideología nacionalista, que no puede ocultar sus orígenes racistas y xenófobos de claro aroma supremacista, desprecian a la gran mayoría de españoles que, como mi hijo, siguen cada semana sus vicisitudes deportivas con pasión y enorme cariño; enamorados de unos deportistas excelentes que son capaces de encandilar hasta a un merengón como yo. Son tan bobos en su deriva ideológica, tan palurdos en su visión de aldea, que pretenden negar la realidad, aunque confían en la grandeza de sus jugadores para que sus ensoñaciones de campanario no les pasen factura. Y me ahorro el chiste fácil que la palabra factura sugiere hablando de catalanes.
Su mentalidad de campanario les impide reconocer que su lengua es el holandés de Cruyff, que casi me hace cambiar de club (¡qué bueno era el mamón ese!); el portugués de Ronaldinho, al que debo la desgraciada afición blaugrana de mi menor; el español de Rosario, de ese muchacho que algunos recordarán llamado Messi; el español de Castilla (lo siento) La Mancha de Iniesta, que si hubiese tenido el pelo largo y algún tatuaje seguro que acapararía varios balones de oro. O el húngaro de Kubala, que vino huyendo del comunismo porque hay unos paraísos peores que otros. El Barça, ridículos dirigentes, no tiene lengua, de hecho, no conozco ningún club que hable, aunque puede ser producto de mi ignorancia. No metamos la política en el deporte porque lo corrompe y le hace perder su sentido lúdico y de hermandad.
Es muy loable que el Bilbao se mantenga exclusivamente con euskaldunes, o sea, todos son jugadores españoles y mantiene el nivel año tras año. Enhorabuena. Pero en el fútbol actual es impensable triunfar en Europa pescando sólo en estos caladeros, por eso el club blanco de mis amores, el Real Madrid, está lleno de negros fantásticos y unos cuantos blanquitos increíbles y, sinceramente, mientras se dejen la piel en el campo y se comporten con deportividad y la caballerosidad que nos gusta a sus seguidores me la pela el color, el origen y la lengua que hablen. Señores dirigentes del Barça, son unos perfectos paletos y en su envaramiento resultan más patéticos que el flequillo de Putimón —como le llama mi suegra—, aunque esto último igual suene a envidia insana dada mi acendrada alopecia.
Proponen algunos medidas contra esta nueva forma de hostilidad. Y creo que las merece. Cuando un deportista español se niega a portar la bandera de todos, a mostrarse respetuoso con el himno o hace apología separatista en las celebraciones, inevitablemente, dejo de alegrarme. Si la lengua que habla mi hijo les molesta, pues quiero que pierdan aunque sea contra el Manchester City de Guardiola, otro inmenso deportista, dotado de una inteligencia extraordinaria que se ve siempre ofuscada cuando habla de política, porque las ideologías hacen imbéciles hasta a los sujetos más dotados. No sé qué medidas, pero el club debe notar que así no. ¡Ah! Esto no va contra los catalanes, esto va contra la estupidez humana.
Es saludable combatir la estupidez… que no otra cosa es el racismo. Un cordial saludo.
Pues yo de momento he enviado notas al Barça y a Spotify para que sepan que dejo de seguir y ver al Barça que se lo coman con patatas sus patrocinadores mientras el tonto ese de entrenador siga sin hablar en español.
Cierto que la estupidez aborrega y manipula desde su propia ignorancia estúpida…
Cuantos más seguidores tenga el FC Barcelona fuera de Catalunya, por supuesto, mejor le irá al club y al fútbol…
Gracias
Un abrazo