Siempre he sido muy escéptico (debo ser el único) con el hecho de que los rectores de las universidades se elijan por sufragio. Son funcionarios públicos al servicio de la Administración y del interés general. Punto y pelota. Por la misma regla se debería elegir por sufragio a los directores de hospitales, policías locales, oficinas de correos… Incurro en la herejía, lo sé. La «autonomía universitaria» se fragua en la Edad Media para blindar el mundo del conocimiento (la ciencia y la filosofía) del poder político. Pero es que ya no estamos en la Edad Media: y la libertad de cátedra es inviolable, a Dios gracias. El «show» de las elecciones a rector huele bastante a camarilla, a cooptación, y al yo te doy si tú me das. Sería más profiláctico un concurso de méritos para primar la excelencia; y la transparencia. Con un jurado independiente, foráneo, e incontaminado. UA. Amparo Navarro promete reducir burocracia (ya están tardando). José Cabezuelo, que parte como ganador, promete «robustecer» la investigación (ya están tardando). Y mientras, Miquel González nos desvela en Alicante Plaza que Intervención de la Generalitat ha relatado en un informe una retahíla de anomalías en el recuento de los activos financieros, en personal, en las contratas… a propósito de las cuentas del todavía rector Manuel Palomar en 2019. A mí esas cosas me ponen los pelos de punta. Palomar: el mismo al que se lo rifaba Ximo Puig y que al final ha recalado en Carlos Mazón. De oca en oca y tiro porque me toca. En fin. Dios salve a la Reina.
Coda1: Paco Sanguino, estimado, quiere coger el mando en el PSOE de Alicante. No es consciente de que antes tendría que pasar por el cadáver de Ángel Franco (y de Trini Amorós, esa «genia» de la política). Misión imposible. No hay dios que tumbe al general.
Coda 2: La ministra Montero ha mentido descaradamente. Media Europa bajó en mayo el precio de las mascarillas con el consentimiento de Bruselas. Aquí se puede mentir a bocajarro sin ningún tipo de consecuencia. Spain is different. ¡Jo!
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