Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Al paso

Todos vamos a resucitar, pero no »todos somos Jesucristo»

La Semana Santa de Alicante terminó como tenía que finalizar, con Jesús Resucitado encontrándose con su Madre; con Cristo Triunfante apareciéndose a la Virgen de la Alegría. Tras la pasión y muerte, necesarias para la Redención, llegó el momento de resucitar de entre los muertos. Es una resurrección anunciada y, por eso, más necesaria. Es […]

La Semana Santa de Alicante terminó como tenía que finalizar, con Jesús Resucitado encontrándose con su Madre; con Cristo Triunfante apareciéndose a la Virgen de la Alegría. Tras la pasión y muerte, necesarias para la Redención, llegó el momento de resucitar de entre los muertos. Es una resurrección anunciada y, por eso, más necesaria. Es el milagro definitivo para la puesta en marcha de la nueva alianza de Dios con todos los hombres y no sólo con el pueblo judío; una alianza nueva y eterna sellada por la resurrección.

San Pablo, en su primera carta a los Corintios, les dice que “si Cristo no ha resucitado, vana es nuestra fe”. E inmediatamente añade: “Pero Cristo ha resucitado… y se apareció a sus discípulos y, finalmente, a mí, el último de todos y que no merezco ser llamado apóstol”. Se confiesa perseguidor de los cristianos hasta que fue derribado con su caballo camino de Damasco y Jesús lo ganó para su causa.

San Pablo no dijo nunca “todos somos Jesucristo”. Ninguno de los apóstoles utilizó esa expresión, pero desde el principio, la Iglesia sostuvo que todos los fieles que siguen la doctrina de Jesús y no están en pecado forman un cuerpo místico cuya cabeza es Cristo. Cuando los seguidores del Nazareno le vitoreaban al entrar en Jerusalén a lomos de una borriquilla, parecía como si gritaran “todos somos Jesús”. Pero nada de extraño tendría que algunos de ellos estuvieran entre los esbirros de los fariseos que gritaron ante Pilatos, una y otra vez, “crucifícalo”.

Entre los seres humanos hay ‘de tó’. Algunos se identifican, incluso con pancartas y no sólo en las redes sociales, con delincuentes como Barrabás (hay muchos barrabás sueltos). Y se permiten utilizar el colectivo ‘todos somos’ sin contar más que con el placet de cuatro colegas igual de descerebrados que ellos. Nunca como en los tiempos presentes hubo tal cantidad de descerebrados y no sólo en política, también en relaciones sociales, en religión y en otros campos muy diversos.

Me cuento entre los convencidos de que todos vamos a resucitar, pues he llegado a la convicción de que en todo hombre hay un espíritu que sobrevivirá tras la muerte corporal. Me declaro creyente con el mismo derecho con que otros (no muchos, pero incluso selectos algunos de ellos) se manifiestan ateos. Es más, estoy convencido de que ateos que se comportan de forma impecable y respetan en sus acciones los valores humanos entrarán en el paraíso, antes o después, si bien algunos, los que dan la vida en defensa de la de sus prójimos, irán de cabeza al cielo.

La resurrección de Jesucristo es reciente actualidad. Cada año lo recordamos los cristianos. Pero no todos los cristianos pueden decir que son el Resucitado. Hay cristianos que no hacen honor a ese calificativo. Ya dijo Gandhi que “el Cristianismo es una hermosa religión; lo malo son algunos cristianos”.

Ramón Gómez Carrión

Periodista.

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