Una publicación de la Asociación de Periodistas de la Provincia de Alicante

Al paso

Puigdemont ignora que la verdad no es cosa de muchos; tampoco la democracia

Carles Puigdemont, ex presidente de Cataluña.
Carles Puigdemont, ex presidente de Cataluña.
Cada día tengo más claro que el huido de la Justicia no es un imbécil sino un sofista que, como todos los racistas independentistas, utiliza las palabras más nobles, entre ellas la de ‘democracia’ con un significado contradictorio y embaucador intentando justificar verdaderas imposturas y gravísimos delitos como si fueran hitos en la defensa de […]

Cada día tengo más claro que el huido de la Justicia no es un imbécil sino un sofista que, como todos los racistas independentistas, utiliza las palabras más nobles, entre ellas la de ‘democracia’ con un significado contradictorio y embaucador intentando justificar verdaderas imposturas y gravísimos delitos como si fueran hitos en la defensa de la catalanidad excluyente de una españolidad que los siglos de historia en común con el resto de regiones españolas atestiguan con aureola de evidencia.

Más de quinientos años lleva Cataluña conformando una nación llamada España. Tras muchos avatares, los españoles de finales del siglo pasado se dieron una Constitución votada favorablemente por el 92% de los catalanes. Hacía compatibles la unidad indivisible de la patria con el Estado de las Autonomías. Cada comunidad tiene su estatuto, que en ningún caso justifica el independentismo. Cataluña es de los catalanes, pero también de todos los españoles. Durante cinco siglos se ha construido en común. No se puede ‘deconstruir’ por separado. Lo que todos los españoles unieron no lo pueden separar unos pocos, además mintiendo.

Una de las últimas payasadas (con perdón de los payasos auténticos) de Puigdemont tiene este aberrante contenido: “¿Cómo puede tener la decisión de un juez más poder que dos millones de catalanes?”. Se refiere al juez Pablo Llerena, que en nombre del Poder Judicial tiene el respaldo no sólo de más de dos millones de catalanes, sino el de los cuarenta millones de españoles que tienen la obligación de respetar la división de poderes que es el fundamento de la democracia. Llerena está defendiendo la Constitución y el Estatuto de Cataluña, que están inculcando los independentistas.

Puigdemont ignora que la verdad no es cosa de muchos y que tampoco lo es la democracia. Esta es cosa de todos los españoles, incluidos más de dos millones de catalanes. El ex presidente fugado de la Justicia se permite esta otra bufonada: “Usurpa (el juez Llerena) la función que en democracia tiene el Parlament”. Falso, más falso que Judas este ex presidente, Llerena no hace más que aplicar la Constitución y el Estatut,  como reconocen los servicios jurídicos del propio Parlament.

Evidentemente se creen por encima de la ley constitucional y de la ley parlamentaria catalana. Puigdemont y todos los independentistas se creen colosos, pero tienen los pies de barro. Antes o después (ojalá que sea pronto) caerán. Lo que me temo es que no será para siempre.

 

 

 

Ramón Gómez Carrión

Periodista.

Comentar

Click here to post a comment